Mientras tanto

Se obscurece la tarde,

lo noto de pronto mientras te espero.

Llevo dos tardes agotando tazas de café,

logrando apaciguar mis esperanzas.

 

¿Me dijiste lunes o miércoles?…

Lo olvide, bueno, quizá no te puse

mucha atención, pues tus ojos decían mas,

eran cómo un par de dudas dentro de mi.

 

Acaba de suicidarse el sol,

tiñe mi patio con rosas, de tonos luminosos

que armonizan con mis ganas de verte.

¿Qué harás antes de salir de casa,

te arreglas pequeños de ti ante el espejo,

piensas en pendientes o quizá dudas

salir de ella?

 

Yo siempre al salir, paso los últimos

segundos dudando. Desconfiando del mundo,

no sé si siga allá afuera, manteniendo guardia

en su monotonía.

 

Aún hay un poco de tarde en mi sala.

Parece ser que quiere acompañarme, que procura

que no desespere, que no empiece mi noche sin ti.

 

Cuando la calle parece callar,

empiezo con incertidumbres.

Porque cualquier ruido exterior

podrías ser tú. Y si lo eres, no podría

recibirte así. ¿Qué tal si al verte un deseo

torpe en mí se cumpliera, convirtiéndote

en mi invitada, en una presencia ausente?

¿De qué forma me repondría a tal

tentación, a ese destino dulce y paciente?

 

Pero sigo esperándote, y la tarde duda.

Cuando pienso en la mañana en que tu cara

me parecía de jade, empiezo con las ansias

necias a dibujar tu silueta en mi sala.

La convierto acompañante de mi sueño.

Pero dejo de hacerlo cuando mi puerta

avisa la presencia de un visitante.

 

No eres tú, es tu perfume. No eres tú,

es tu sonrisa tímida. Se parece a ti,

pero es más similar a una figura dulcemente

labrada entre la nada y mi entrada.

 

Te digo hola, cómo queriendo decir todo

lo que viví y sentí durante la espera de ti.

Asientes a mi saludo, preguntas por un tiempo

sin ti, contesto con avidez, con la fantasía

de que cada vez que responda a ello sea menor

tu ausencia, y mucho el cariño arraigado entre

los dos.

~ por naigfofo en octubre 5, 2016.

Deja un comentario